La “LUNA” es aún más resplandeciente

Hace 7 semanas tuvimos una visita inesperada… Nuestra alumna Luna volvió a la escuela después de algunos años de ausencia.
El primer día, antes de iniciar a trabajar Luna llegó muy entusiasmada; al explicarle todos los ejercicios que iba a realizar en terapia física y dentro del programa de acuaterapia se puso aún más contenta y le agradó la idea de echarle todas las ganas para que sus secuelas de la hemiparesia que presenta poco a poco fueran menos visibles y que tuviera un mejor control de todo su cuerpo. Estando ya en acción, la terapista María Isabel Lahúd notó que Luna estaba triste y no quería ver el pie con el que se estaba trabajando, entonces Marisa (como le llamamos de cariño) le pregunto: “Lunita ¿por qué no ves lo que estamos haciendo con tu pie? Es importante que pongas toda tu atención en tus ejercicios” y la niña con una expresión triste respondió: “no me gusta ver como su va “chuequito” mi pie”. Desde ese momento supimos que era tan importante trabajar el aspecto físico como el aspecto emocional de Luna y darle esos ánimos que necesita para poder tener seguridad y confiar en que va a poder mejorar. 

Durante las semanas restantes se trabajó con Luna en terapia física, acuaterapia y por supuesto se le mandó el uso de órtesis, que nuestros grandes amigos ortesistas Omar y Arturo hicieron favor de enviarlas desde Cuernavaca. 
Durante las últimas dos semanas se ha visto una sonrisa muy grande en Luna al trabajar, estando en terapia la abuelita quien la lleva puntual 3 veces por semana comentó: “ya está más “suave” su pie, ahora puede caminar mejor, ya no le duelen sus huesitos…” y Luna con una expresión de alegría e inocencia dijo: “es que le recé mucho a la virgencita para que mi pie ya no esté tan “chueco y pueda caminar mejor… le recé mucho y cumplió”.

Sin duda alguna nuestra alumna Luna, su abuelita y el equipo de SOLYLUNA hemos estado trabajando para que NUESTRA LUNA SEA AÚN MAS RESPLANDECIENTE y nos ilumine con esa sonrisa que hoy ya nadie le puede borrar…

Por Ana Laura Baeza

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